Mensajes de la Junta Directiva de la Ciencia Cristiana

Queridos miembros y amigos de la Iglesia:

Con el corazón lleno de gozo los invitamos a asistir a la Asamblea Anual de La Iglesia Madre de este año, la cual tendrá lugar en Boston, el lunes 3 de junio. Esperamos que nos acompañen en persona o en línea en christianscience.com/asamblea-anual.

La mente carnal argumenta que hay tanto mal en el mundo en este momento que no hay razón para tener esperanza en la curación, y que algunas personas no tienen ni siquiera derecho a la felicidad o a la paz. Pero lo maravilloso de la Ciencia Cristiana es que nos enseña a no aceptar las limitaciones de la mente carnal.

El Salmista cantó: “¿Por qué te abates, oh alma mía, y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, salvación mía y Dios mío” (Salmos 42:11). Tener esperanza en Dios y confiar en Él implica mucho más que poner buena cara y desear algo mejor. La clase de esperanza que este pasaje de la Biblia expresa está arraigada en una comprensión de la omnipotencia y omnipresencia de Dios, el bien infinito. Esta comprensión nos da fortaleza para hacer frente y vencer el mal, individual y colectivamente.

La Lección Bíblica de la Ciencia Cristiana, “de la cual depende grandemente la prosperidad de la Ciencia Cristiana” (Mary Baker Eddy, Manual de La Iglesia Madre, pág. 31), incluye cada semana ejemplos de personas que encontraron solución a problemas de violencia, pobreza, desastres, enfermedad, y hasta muerte, al poner su esperanza y confianza en la omnipresencia de la Vida y el Amor divinos. Estos hombres y estas mujeres de mente espiritualizada buscaban algo más elevado que un escape momentáneo o confort material. Buscaban conocer a Dios y Su eterna ley de armonía —el reino de los cielos dentro de nosotros— una paz espiritual perdurable y tangible; o sea, el gozo inherente del ser verdadero que trasciende una perspectiva meramente humana de la vida y trae curación permanente a todo buscador bien dispuesto.

La Iglesia de Cristo, Científico, está singularmente diseñada para traer la luz y el gozo de la curación-Cristo a la humanidad mediante nuestras Lecciones Bíblicas, nuestros servicios religiosos, nuestras Salas de Lectura, nuestras Escuelas Dominicales, nuestras conferencias y nuestras publicaciones, y, especialmente, mediante la práctica sanadora individual de cada uno de sus miembros en todo el mundo. Y debido a que cada uno de nosotros ha sido bendecido por el Consolador que Dios nos ha dado, parte de ser miembro de La Iglesia Madre consiste en compartir la Ciencia Cristiana de corazón a corazón con otras personas de nuestras comunidades.

El mensaje de nuestro pastor, la Santa Biblia y Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras por nuestra Guía, Mary Baker Eddy, nunca ha sido más relevante para la humanidad que hoy en día. Nunca antes todos quienes hemos experimentado la bendición de la curación por medio de la Ciencia Cristiana, “el niño que hemos de atesorar” (Mary Baker Eddy, Escritos Misceláneos 1883-1896, pág. 370) hemos sido tan necesarios para llevar la luz del Cristo a la humanidad.

Nuestra reunión en la Asamblea Anual de junio será una oportunidad de fortalecer nuestra Causa al escuchar juntos lo que la Mente divina está impartiendo, a fin de capacitarnos para demostrar al unísono el espíritu de estas palabras de uno de nuestros himnos:

Santos pensamientos Dios envía,
oye el hombre fiel Su voz.
Todos pueden comprender Su Verbo
y alegrarse en Su bondad.
Toda condenación ha cesado,
el Señor es quien nos ha librado.
Él felicidad nos da,
esperanza y salud.
(Basada en el holandés de Abraham Rutgers, Himnario de la Ciencia Cristiana, n.° 73)

Como siempre, si tienen su propio “informe del Movimiento” para compartir, comuníquense con La Iglesia Madre escribiendo a servicio@csps.com o llamando al +1 617 450 7731.

Con profunda gratitud y amor por todos ustedes,

La Junta Directiva de la Ciencia Cristiana